Otra visita a Dafnis

Ésta tarde visité con el Sr. Kira uno de los restaurantes Dafnis. Sin duda, una de las franquicias locales de mayor crecimiento durante el año pasado.

Dicho restaurant se especializa en la “comida sana”, de ahí que ofrezca alternativas vegetarianas en su menú y opciones con “carnes blancas” (si es que algo de saludable encuentran en ello sus comensales…)

El concepto consiste en manejar platillos a la carta y una comida especial cada día la cual incluye sopa, guiso, postre y bebida por la módica cantidad de $45 (vegetariana) o la exorbitante cantidad de $60 para el menú con carne y digo exorbitante ya que por la mitad de precio, pueden conseguir el mismo platillo hecho con carne de ave o pescado en cualquier otro restaurant o cocina económica de la ciudad.

En ésta ocasión, el menú del día estuvo compuesto de kibis de soya acompañados por una sopa de lentejas, su respectiva ensalada con germinados y una porción de arroz.

Kibis de soya

Hay que admitir que uno de los puntos más débiles de Dafnis suelen ser sus sopas las cuales fallan al ser muy aguadas. Pareciera que, de manera intencional, en la cocina le añaden bastante agua a todas las sopas para que rindan más porciones. En los meses que llevo visitando el restaurant he llegado a tener experiencias desagradables con sus sopas, al grado de que, en una ocasión, me sirvieron una “sopa de coditos” cuyo caldo era, literalmente, agua caliente, sin algún otro añadido aparente, cosa que desanima cuando comienzas a comer.

En ésta ocasión no fue la excepción. A mi acompañante y a mí nos sirvieron una “sopa de lentejas” la cual era un intento de potaje de lentejas pero con muy pocas verduras, recalentado muchas veces y a la cual pareciera que le añaden agua en cada recalentado, haciéndole perder prácticamente todo su sabor. Lo que ésta tarde nos sirvieron fue un “agua de color café” sin mucho sabor, con algunas lentejas de mal aspecto y trocitos de algo que parecían verduras precocidas que se fueron deshaciendo en la sopa debido a los constantes recalentados. Muy desagradable.

El guiso fue todo lo contrario, su sabor no tenía queja alguna, sabe a lo que debe saber un kibi hecho en Yucatán, el problema fue la porción. Como la última vez que nos sirvieron tortitas de brócoli y soya, la porción fue muy reducida (2 tortitas) cuando bien podrían ofrecerte 3 tortitas (en éste caso, kibis) que es la porción más común a encontrar en restaurantes y cocinas. Opino que por lo que te cobran, bien podrían incluirle una tortita más.

kibis
También la porción de arroz estuvo muy reducida respecto a las veces anteriores, no obstante, eso podría estar justificado por el control a la cantidad de carbohidratos en el platillo ya que el trigo que contiene el kibi posee una cantidad considerable de éstos.

Hay que añadir también que los tiempos no fueron congruentes ya que normalmente te traen la sopa y esperan a que la termines para levantar plato y seguir con el guiso. En ésta ocasión nos amontonaron sopa y guiso en la misma mesa casi al mismo tiempo lo cuál creó un amontonamiento poco deseable y que podría causar accidentes a la hora de comer.

Para terminar llega el postre, otro apartado conflictivo en Dafnis. Éstos postres se incluyen con la comida del día y da la casualidad de que, al menos el 50% de las veces que he comido ahí, el personal “se hace al loco”. Es decir, que guarda una misteriosa reserva (silencio) respecto al postre y no siempre lo ofrecen pese a que está escrito en el menú. El día de hoy, al terminar la comida, pasaron más de 15 minutos para que recogieran nuestros platos, y eso que la mesera pasó muchas veces junto a nosotros viéndonos, como esperando a que nos hartáramos de la espera y pidiéramos la cuenta para pagar y retirarnos. A otro comensal en la mesa de al lado, no le ofrecieron postre en ningún momento. Después de la comida le llevaron la cuenta, pagó y se retiró. La espera se volvió insoportable y no por el hecho de desear el postre en sí (que por lo regular no tienen nada de especial) sino por el hecho de medir la actitud de los trabajadores del lugar esperando a ver en qué momento se acercan a ofrecernos el postre o mínimo un “disculpen, por hoy se nos ha acabado el postre y ya no podemos ofrecerlo” que he oído en otros restaurantes decentes.

Después de un rato, me tuve que ver en la penosa necesidad de alzar un poco el volumen de la voz con mi acompañante y disimular una plática llena de indirectas acerca de lo poco ameno que resultaba visitar tantas veces el restaurant y experimentar el mismo misterioso problema al momento del postre.

Resultó obvio que los trabajadores nos escucharon y, después de un rato de disimulo, una se tomó la molestia de sacar un vasito (porción individual reducida) de gelatina y cortarla en seis partes para después dividirla entre mi acompañante y yo, es decir, improvisaron un postre para una persona y lo cortaron y dividieron en dos platos para que pensáramos que era para dos personas.

gelatina
En el tiempo que llevo visitando Dafnis, he notado que su creatividad ha disminuído a la hora de elaborar platillos, las porciones también se reducen y la calidad va en picada mientras su popularidad aumenta (típico de los negocios de comida en Yucatán). Hoy he experimentado gran decepción de la que llegara a ser una de mis franquicias preferidas y recomendadas, lo que pasó a la hora del postre fue bastante desagradable, no por el postre en sí (el cual en ocasiones ni me he molestado en pedir por lo satisfecho que quedo con la comida), sino por la actuación de los empleados lo cuál levanta sospechosismo ya que una persona podría juzgar mal al restaurant pensando que son medidas que vienen de la administración en general para “economizar” ingredientes o incluso un mal manejo por parte de los empleados sin conocimiento de la administración.

Ésta vez visitamos la matriz, ubicada en la calle 5F del Residencial Pensiones y en la cual las cosas se deberían hacer correctamente con la supervisión adecuada, pero no parece ser así. Sólo puedo añadir que, si yo fuera un inversionista interesado en adquirir la franquicia para abrir mi propia sucursal, hubiese desistido completamente de la idea al recibir el servicio que recibimos hoy mi acompañante y yo.

Dafnis es aún un negocio en crecimiento y expansión, no obstante, tiene una gran amenaza en contra: el aumento de la competencia directa e indirecta durante el último año. Las opciones de comida vegetariana, comida saludable y comida orgánica han experimentado un inesperado auge desde el año pasado, multiplicando la cantidad de negocios que ofertan éstos platillos con mayor creatividad y valor agregado a precios competitivos. Si Dafnis continúa durmiéndose en sus laureles, el día de mañana tendrá una estabilidad será insegura

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